martes, 10 de agosto de 2010

cuando ya nada importa...

... incluso en aquel soleado día de Julio, lo único que encontraba a su alrededor era oscuridad, oscuridad y más oscuridad, en resumidas cuentas, hacia 57 días que lo único que había era oscuridad, él se lo había llevado todo..... absolutamente todo y lo único que le quedaba era el sonido del tic-tac del tiempo....

Nada conseguía animarla, ni las galletas de chocolate que su madre le hacía desde que era pequeña y que tanto le recordaban a su infancia, ni aquellos altísimos tacones que tanto deseaba y cuyo adquisición le aportarían un grado extra de felicidad por su enorme descuento e incluso le llegaria para un nuevo vestido con su sueldo de dependiente... una nueva imagen exterior para curarse las heridas de la anterior.... incluso eso era incapaz de ayudarla...

... pero empezó a darse cuenta de que quizás, el problema era suyo, y en lo que había creído durante toda su vida, siempre había creído que si las cosas pasan en la vida es por algo, y ese algo es lo que arreglaría las catástrofes anteriores, pero aquello ya no era así, empezó a creer que ese algo nunca llega y de que aquello de que alguien siempre se preocupa por ti es una enorme gilipollez.... si uno no se preocupa de uno, nadie lo iba a hacer...

Todo era como uno de esos estúpidos teatros de fin de curso, cuyo decorado de cartón mal pintado, estaba apunto de desmoronarse nada más levantarse el telón, le importaba muy poco quedarse sin butaca, porque al fin y al cabo siempre había acabado siendo la persona que se encarga de cerrar el teatro cuando todos los luces ya se han apagado....

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